«El sistema debe ser muy frágil si puede acabar con él unas simples bayas» – Katniss
«Somos seres estúpidos e inestables con una pobre memoria y un gran don de autodestrucción.» – Plutarch
Los habitantes del Capitolio van vestidos con trajes extravagantes, exagerados, sus rostros están llenos de maquillaje que hacen alusión a animales fantásticos u otros personajes extraordinarios, sus rostros daban a entender sus reales preocupaciones: el maquillaje, el lujo y la moda. Cuando veía esta película a los 14 años siempre pensé que eran personajes demasiado extravagantes para ser considerados pertenecientes a nuestra realidad. Sin embargo, cuando fui creciendo me di cuenta que de hecho, era una simple personificación más intensa de la ciudadanía contemporánea, quienes tienen preocupaciones por la marca de sus zapatos, por la tienda donde compran su chaqueta o por su próximo viaje a ¨otro distrito¨. En medio de la coyuntura, reflexioné sobre aquellos ciudadanos y ciudadanas que no llevan tapabocas y que se la pasan en las playas de Estados Unidos sin prevención… Ellos eran en esencia una élite, o más bien, miembros puros del Capitolio, que no se daban cuenta de que en el hemisferio sur de su continente o incluso, en el estado de al lado, las UCI se están colapsando por su tipo de comportamiento.
En medio de mi reflexión, se me cruzó por la cabeza una figura como Katniss Everdeen, el símbolo del sinsajo que representa la esperanza en un futuro sin los juegos del hambre, la libertad de no ser una ficha del juego en la arena cada año. Pero no encontré figuras similares, de hecho, encontré figuras como Seneca, líderes manejados por esferas más altas, como marionetas. El caso de Colombia refleja un poco quién sería el presidente Snow, estratégico, cruel y con control de cada pieza que parece nunca caer hasta que un día cae junto con su rosa blanca ¿Difícil saber quién es? Así como refleja quién sería Seneca Crane: un hombre que no parece ser competente para reemplazar a Snow, un hombre débil que se deja controlar, otra ficha más en el juego.
Ahora bien, los agentes de paz son una figura interesante dentro de la película, son una fuerza de policía militar vestida de blanco (porque su autora Suzanne Collins es sagaz con la ironía) controlada por el Capitolio, su misión es mantener el orden en todo Panem y mantener a sus ciudadanos controlados, mostrando brutalidad y poca piedad ante ellos. Algo así como el ESMAD colombiano: un escuadrón antidisturbios que claramente provoca más disturbios. O también se compara con el GRE (Grupo de respuesta estratégica) de Nueva York que tiene como misión responder a los desórdenes, oigan bien, ¨responder a los desórdenes¨, no infringir la ley, generar odio en la población y usar la discriminación racial como base para tomar sus decisiones. Ahora bien, así como en los juegos del hambre, en nuestra realidad social las inconformidades con el capitolio de Panem o con los Gobiernos de cada país no se hacen esperar, así cualquier manifestación en contra de las acciones de las élites son tachadas como desobediencia civil que debe ser controlada y no, por ningún motivo, debe ser legítima.
Otro de los actores a considerar de importancia son los Avox, personas que han sido castigadas por rebelarse contra el Capitolio; en otras palabras, considerados ¨traidores¨. Como castigo, les cortan la lengua, por lo que pierden la capacidad de hablar. Además, las personas no deben dirigirse a ellos a menos que sea para darles alguna orden. Aunque claramente la brutalidad de cortar la lengua a un ser humano no se compara con situaciones que conozco… Que un presidente con coronavirus se quite el tapabocas en plena rueda de prensa exponiendo a cada periodista en la sala tampoco es una acción que sea antónima de peligro, pues expone a la luz la fragilidad de la libertad de prensa en los Estados e incluso, la vulnerabilidad de los periodistas.
Aunque esta es una aproximación a un análisis político actual, es interesante seguir pensando en la frase de Snow: “Lo único más fuerte que el miedo es la esperanza”, acompañada por personajes como Peeta Mellark que se pueden descubrir en el camino, un ciudadano del común, hijo de un panadero que no pensaba poder sobrevivir a los juegos del hambre, pero que tenía un ideal claro: “Quisiera encontrar la forma de mostrarles que no son mis dueños. Si voy a morir, quiero morir siendo yo mismo”. Es momento de pensar en las figuras de Katniss y Peeta, quienes tratan de luchar y creer en la esperanza en tiempos de poca claridad, de hambre y de injusticia, que se rebelan contra el poder central y no quieren ser otras fichas más que siguen el juego, sino que lo transforman.
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